sábado, 3 de diciembre de 2011

El Milan de Sacchi, un equipo para la historia

La legendaria escuadra lombarda fue hegemónica en Europa


A finales de los ochenta y principios de los noventa, todo el orbe futbolístico sucumbió ante un equipo que revolucionó el concepto del juego zonal.
Corrían los años 80 del pasado siglo y la entidad rossonera no pasaba por su mejor momento. Habiendo descendido a la Serie B italiana, sus éxitos pasados no ocultaban la gran decepción de verse en inferioridad frente a los otros grandes del fútbol transalpino, como Juventus o Internazionale.


La llegada de Silvio Berlusconi al frente de la presidencia del club trajo de la mano a un entrenador como Arrigo Sacchi, que en el Parma estaba obteniendo muy buenos resultados con un fútbol nunca visto por esos lares.

El fútbol italiano, caracterizado por el catenaccio y el contragolpe, observó como ese Milan que se salía de esos parámetros tradicionales jugaba de maravilla y además ganaba.

La zona

El sistema de juego se basaba en una defensa zonal muy adelantada, con una presión asfixiante y con una sincronía entre líneas perfecta. La prolongación de Sacchi en el terreno de juego era Franco Baresi que, jugando de libre, era el encargado de ordenar adelantar la línea defensiva para promover el fuera de juego.

Esto no era nuevo. Menottti ya achicaba espacios hacía tiempo, pero la diferencia fundamental era que el equipo italiano tenía además una fortaleza física que le permitía mantener ese orden durante todos los partidos.

De esta manera se conseguía recuperar la pelota rápidamente y evitar que el otro equipo impusiera su control del juego, maniatando al rival hasta la confusión.

El equipo milanista entrenaba 8 horas al día y, Maranello, su centro de entrenamiento, se convirtió en la referencia de todos los grandes del fútbol mundial. De hecho, muchos clubes imitaron posteriormente el "laboratorio" milanista con mayor o menor acierto.

Los holandeses

Ruud Gullit, Marco Van Basten y Frank Rijkaard fueron fichados a golpe de talonario por el magnate italiano y, junto a Baresi, Maldini, Donadoni, Ancelotti y algunos más formaron un conjunto invencible durante varios años.

Van Basten ha sido, sin ningún género de dudas, uno de los mejores delanteros centro de la historia. Elegante, certero, con muchísima clase y técnica, dominaba como nadie el remate con ambas piernas. Incluso iba bien de cabeza.

En la memoria queda un golazo increíble jugando con la selección holandesa, frente a la extinta Unión Soviética, por toda la escuadra estando muy escorado que ni el mítico Dasaev pudo detener.

Gullit era un jugador poderosísimo físicamente, con gran recorrido y con calidad técnica. A eso se le unía también un buen disparo desde media distancia. Frank Rijkaard aportaba orden táctico, despliegue físico y técnica, como buen holandés.

Bestia negra

El Milan de Sacchi ganó 1 Liga de Italia, 2 Copas de Europa, 2 Intercontinentales y 2 Supercopas de Europa entre otros títulos.

Este equipo se convirtió en la peor pesadilla de un Real Madrid que, por esas fechas, arrrasaba en España y tenía un equipo legendario basado en la "Quinta del Buitre". Para la historia queda el 5 a 0 que los italianos endosaron a los blancos después de un recital de fútbol que mostró la impotencia merengue ante una superioridad tan grande.

Paolo Maldini, uno de los mejores laterales izquierdos del mundo, con 5 Champions League en su haber, fue de los pocos jugadores que pudieron en sus duelos con el madridista Míchel. Tácticamente, físicamente y técnicamente un fuera de serie el jugador italiano.

Llegada de Capello

Después de la salida del club de Arrigo Sacchi, el Milan entrenado por Fabio Capello siguió cosechando triunfos a nivel mundial. La base del equipo ya estaba formada y el nuevo técnico supo aprovecharla, pero nunca más el equipo milanista volvió a jugar al fútbol como antes.

El Milan de Sacchi tiene, por méritos propios, un lugar privilegiado entre los mejores equipos de la historia del fútbol.

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