sábado, 3 de diciembre de 2011

Equipos legendarios: el Dinamo de Kiev del Coronel Lobanovsky

El conjunto ucraniano, de la mano del técnico Valery Lobanovsky, llegó a ser uno de los grandes del continente europeo con un fútbol vertiginoso y eficaz.

El Dinamo de Kiev, club más laureado de Ucrania y de la extinta Unión Soviética, fue fundado en el año 1927. Su prestigio a nivel internacional aparece a principios de los años 70, cuando un ex futbolista y coronel del Ejército Rojo se hace cargo de la dirección técnica del equipo.

Lobanovsky, un innovador del fútbol moderno

Cuando Lobanovsky toma el control del equipo ucraniano, una de las primeras peticiones que realiza es la de contar con un ordenador personal. A principios de los años 70, esta herramienta tan común para cualquiera de nosotros era un artículo escaso y destinado a un número de personas limitado. Aprovechando su condición de militar consigue una rudimentaria computadora desde la que pondrá en marcha su pionero proyecto futbolístico. Con la ayuda de la informática, "el zorro plateado" elabora estadísticas del rendimiento físico de sus jugadores a los que posteriormente expone a entrenamientos durísimos, conformando un método de trabajo que dará resultados positivos y que copiarán más tarde otros entrenadores. La intensidad del trabajo diario era tal que muchos de sus jugadores acababan extenuados, tanto física como psíquicamente.

Lovanovsky es, junto a Rinus Michels, uno de los estandartes del fútbol total. El jugador debe ser versátil, moverse por toda la cancha y no tener una demarcación fija. La filosofía de juego impuesta a hierro y fuego por el coronel se basaba en una férrea disciplina táctica, presión en todo el campo, velocidad y calidad técnica en el trato de balón. Era un fútbol de laboratorio, mecanizado, coral, sin fisuras, una máquina perfecta en la que la improvisación no tenía cabida.

Como anécdota que sirve para reflejar la filosofía de trabajo de Lobanovsky, destacar que en los entrenamientos vendaba los ojos a sus futbolistas en partidillos de 5 contra 5, con el fin de automatizar movimientos y elevar la velocidad en el juego.

Dinamo de Kiev vs Atlético de Madrid, final de la Recopa de 1986

El equipo ucraniano fue el primer club soviético en ganar una competición europea. Sucedió en el año 1975, al derrotar al Bayern de Munich de Franz Beckenbauer en la final de la Copa de la UEFA. En las filas de aquel gran Dinamo de Kiev estaba uno de los mejores jugadores que han existido por aquellos lares, el Balón de Oro de esa temporada, Oleg Blokhin.

Una de las mayores exhibiciones de un equipo de fútbol en la historia de las finales de una competición europea tuvo lugar en mayo de 1986, en el estadio Gerland de Lyon. El título de la Recopa enfrentaba al Atlético de Madrid de Luis Aragonés y al Dinamo de Kiev de Valery Lobanovsky. Los rojiblancos no pudieron hacer nada frente a un conjunto que aquella tarde bordó el fútbol de contragolpe. Toda Europa se maravilló con los Zavarov, Blokhin, Belanov, Demyanenko, Baltacha y Bessonov, entre otros. La velocidad de sus puntas, la precisión en el pase y la perfecta definición resultaron letales para los madrileños. El segundo gol, una jugada combinativa para enmarcar, define a la perfección lo que siempre soñó el coronel Lobanovsky. El 3 a 0 final reflejó la enorme superioridad de un equipo que, con toda seguridad, ese día se hubiera impuesto a cualquier adversario.

Lobanovsky y la selección de la URSS

Tal vez la asignatura pendiente del coronel fue la falta de consecución de títulos con la selección de la Unión Soviética. La gran oportunidad la tuvo en el Mundial de México 1986 ante Bélgica, en cuartos de final. Los belgas, que venían de eliminar contra todo pronóstico a la España de Butragueño, se impusieron en la prórroga por 4 goles a 3, en un partido en el que la actuación arbitral perjudicó de manera notable a los soviéticos. La columna vertebral de aquel conjunto la formaban los jugadores del Dinamo de Kiev, recientes campeones de la Recopa.

Dos años más tarde, en la Eurocopa de 1988, Lobanovsky rozó el cielo con la URSS. Con la misma base del equipo del Mundial de México, los soviéticos llegaron a la final del torneo después de eliminar a Italia en semifinales. El preparador italiano, Enzo Bearzot, entró al vestuario rival nada más acabar el choque para felicitar a Lobanovsky y a los suyos por la enorme velocidad de su juego, algo que un campeón del mundo como él pocas veces había visto. El campeón de dicha Eurocopa fue Holanda, que contaba con un equipazo increíble, con futbolistas de la talla de Marco Van Basten, Ruud Gullit y Franz Rijkaard, entre otros.

El Dinamo de Kiev de finales de los 90: Andrei Sevchenko 

Después de la Euro de 1988, Valery Lobanovsky perdió el apoyo de los dirigentes deportivos soviéticos y emigró a Asia y Estados Unidos, en donde siguió impartiendo magisterio futbolístico a entrenadores y especialistas en fútbol.

Años más tarde regresó a su equipo de toda la vida en olor de multitudes, y devolvió al Dinamo a los puestos de honor en la competición doméstica y en la internacional. El 5 de noviembre de 1997, en el Camp Nou, Andrei Sevchenko lograba un hat-trick ante el FC Barcelona de Louis Van Gaal. La contundente victoria por 0 a 4 de los ucranianos fue otra demostración más de la genialidad táctica del "zorro plateado".

El final de Lobanovsky

Los últimos años de su vida fueron un continuo devenir de enfermedades. Su imagen hierática en los banquillos, habitual durante toda su carrera, denostaba problemas físicos importantes, e incluso sus limitaciones le obligaron a dirigir al equipo desde su teléfono móvil.

El 13 de mayo de 2002, un derrame cerebral ponía punto y final a la vida de uno de los técnicos fundamentales para entender el fútbol moderno. Como comentó Fabio Capello, seguidor del Coronel Lobanovsky: "era uno de los maestros".

No hay comentarios:

Publicar un comentario