Desde los orígenes de este juego hasta nuestros días, la evolución en los sistemas tácticos ha sido notable. La mayor calidad técnica, la mejor preparación física y la estrategia a desarrollar para conseguir la victoria han hecho del fútbol actual un deporte que, a nivel táctico, poco o nada se parece a aquél que fundaron oficialmente un grupo de jóvenes universitarios, en una taberna londinense, en el año 1863.
De la pirámide invertida a la WM de Chapman
En sus inicios, la disposición táctica de los equipos era muy básica. La idea fundamental era llevar el balón hacia la portería contraria y marcar el mayor número de goles posible, sin darle excesiva importancia a las labores defensivas. El planteamiento táctico habitual era un 1-1-9, que evolucionaría a un 1-1-1-8 hasta que, en 1870, los entrenadores empiezan a entender la importancia de la defensa y aparece el primer esquema que busca cierto equilibrio: la pirámide invertida. La disposición de los futbolistas en el campo era un 1-2-3-5, de ahí su nombre. Durante casi 50 años, este fue el sistema que utilizaron los clubes ingleses y el que se exportó al resto del mundo desde las islas, una manera de jugar que trasladaron con jugadores y técnicos.
En 1925, la FIFA modifica la regla del fuera de juego, reduciendo a 2 en vez de 3 los jugadores que deben estar entre la portería y el adversario. Este cambio en la norma motivó el desarrollo del 1-3-4-3, un planteamiento más defensivo que se denominó WM. Fue Herbert Chapman, entrenador del Arsenal de Londres, el que con este esquema logró hacer de los gunners el mejor conjunto inglés durante varios años. Con esta disposición aparece por primera vez la figura del defensa central, apoyado en dos laterales y un centro del campo con dos líneas de 2 jugadores. Este planteamiento da equilibrio y una ocupación del terreno de juego más racional, anticipando el fútbol del futuro.
Uruguay, campeón en el Mundial de Brasil de 1950, jugó con este sistema y, 4 años más tarde, en Suiza 1954, Alemania triunfó con una WM evolucionada.
El "catenaccio" de Helenio Herrera
En el Mundial de Suiza 1954, el subcampeón fue el gran equipo de Hungría. Ese equipo legendario compuesto por Kocsis, Puskas y Bozsik, entre otros, utiliza un sistema que será la referencia hasta finales de los años 60: el 1-4-2-4.
Con esta disposición, Brasil logra el Campeonato del Mundo en 1958. Los brasileños realizaban un marcaje en zona en su línea defensiva y al hombre en el centro del campo, lo que se denomina una defensa combinada.
En Chile 1962, todas las selecciones juegan con este esquema, excepto Brasil que retrasa un delantero al mediocampo dando lugar al 1-4-3-3, sistema muy utilizado posteriormente.
A finales de los años 60, aparece una figura mítica en la historia del fútbol: Helenio Herrera. El técnico argentino implanta un estilo, creado por Nereo Rocco, en el Inter de Milán que hará de la escuadra nerazurri el equipo más laureado de la época. Esa filosofía, basada en férreos marcajes al hombre, con muchos jugadores en la zaga y con un defensa "escoba", dará lugar al famoso "catenaccio". Este modelo, poco vistoso para el aficionado, tenía una disposición táctica de 1-1-4-3-2.
Holanda: "La naranja mecánica"
Después de que Brasil, con un juego espectacular, se imponga con un 1-4-3-3 en México 1970, aparece un técnico que revoluciona el fútbol de la época con un estilo que se denominó "fútbol total". Rinus Michels, a la sazón entrenador del Ajax de Amsterdam, impone un concepto de juego basado en que todos los jugadores atacaban y defendían. Ese fútbol pressing, como él lo llamó, se caracterizaba por mucho dinamismo, gran despliegue físico, intercambio de posiciones y un marcaje zonal. Johan Cruyff, líder de aquel equipo legendario, aplicó posteriormente, en su etapa como técnico, muchas de las enseñanzas de Michels.
De los años 80 hasta nuestros días
En esta década aparece la figura del volante de enlace, el "enganche" en Argentina. Este centrocampista, encargado de llevar el balón a los dos delanteros, implica que la colocación de la medular sea en forma de rombo y supone el final del fútbol de extremos puros. La tendencia por defender el área propia y dominar el centro del campo se generaliza. Aparece el 1-3-5-2, con un líbero apoyado en dos marcadores con la misión de frenar a los delanteros rivales y dos laterales adelantados, que son el apoyo de los atacantes con incursiones por banda. Los 5 jugadores que conforman la línea media defienden en zona, con la finalidad de lograr superioridad numérica en esa parcela del terreno de juego.
Alemania ganó el Mundial de Italia 90 jugando de esta manera y, hasta Corea 2002, todos los equipos importantes jugaron así, con variantes puntuales.
En la actualidad, los sistemas de juego son más flexibles. Partiendo de un planteamiento inicial en el que la línea de 4 en defensa es mayoritaria y en ataque se juega generalmente con un solo punta, las modificaciones se dan en el mediocampo. Hay técnicos que en función del resultado, de la eliminatoria o del rival, colocan a su equipo en 1-4-1-4-1, en 1-4-5-1, o en 1-4-2-3-1, entre otras disposiciones similares.
Sistema táctico habitual del Real Madrid de Mourinho
El Real Madrid de José Mourinho juega, muy a menudo, con este sistema. Dos centrales veloces y contundentes, dos laterales con capacidad de llegada y, en la media, Xabi Alonso y Sami Khedira en una primera línea, Özil, Cristiano Ronaldo y Di María por delante y, arriba Benzema o Adebayor. Este esquema es ideal para un fútbol de contragolpe, aunque exige que el equipo juegue muy junto por el desgaste que genera.
Sistema táctico del FC Barcelona de Guardiola
El técnico de Santpedor inició su andadura al mando de la nave azulgrana con un sistema 1-4-3-3, al igual que su predecesor en el cargo, Frank Rijkaard. En la pasada campaña, Guardiola optó en muchos partidos por una disposición táctica de 1-3-4-3, como sucedió en la semifinal de Liga de Campeones ante el Inter de Milán. Este planteamiento, que utiliza el Barça en la actualidad, otorga superioridad numérica en el mediocampo, acumulando muchos hombres en las zonas de remate y posibilitando la opción de segundas jugadas.
De cualquier manera, los sistemas de juego solo suponen una disposición inicial antes de los partidos. El fútbol moderno se caracteriza por la ausencia de rigidez táctica y de capacidad para maniobrar en función de cómo se desarrollen los acontecimientos.
Como se puede apreciar, en estos casi 150 años de historia, el fútbol ha evolucionado hacia sistemas tácticos más defensivos, pero también más coherentes y equilibrados. Afortunadamente, este juego depende en gran medida del talento y la imaginación y, ante dichas virtudes, muchos corsés resultan inútiles.
De la pirámide invertida a la WM de Chapman
En sus inicios, la disposición táctica de los equipos era muy básica. La idea fundamental era llevar el balón hacia la portería contraria y marcar el mayor número de goles posible, sin darle excesiva importancia a las labores defensivas. El planteamiento táctico habitual era un 1-1-9, que evolucionaría a un 1-1-1-8 hasta que, en 1870, los entrenadores empiezan a entender la importancia de la defensa y aparece el primer esquema que busca cierto equilibrio: la pirámide invertida. La disposición de los futbolistas en el campo era un 1-2-3-5, de ahí su nombre. Durante casi 50 años, este fue el sistema que utilizaron los clubes ingleses y el que se exportó al resto del mundo desde las islas, una manera de jugar que trasladaron con jugadores y técnicos.
En 1925, la FIFA modifica la regla del fuera de juego, reduciendo a 2 en vez de 3 los jugadores que deben estar entre la portería y el adversario. Este cambio en la norma motivó el desarrollo del 1-3-4-3, un planteamiento más defensivo que se denominó WM. Fue Herbert Chapman, entrenador del Arsenal de Londres, el que con este esquema logró hacer de los gunners el mejor conjunto inglés durante varios años. Con esta disposición aparece por primera vez la figura del defensa central, apoyado en dos laterales y un centro del campo con dos líneas de 2 jugadores. Este planteamiento da equilibrio y una ocupación del terreno de juego más racional, anticipando el fútbol del futuro.
Uruguay, campeón en el Mundial de Brasil de 1950, jugó con este sistema y, 4 años más tarde, en Suiza 1954, Alemania triunfó con una WM evolucionada.
El "catenaccio" de Helenio Herrera
En el Mundial de Suiza 1954, el subcampeón fue el gran equipo de Hungría. Ese equipo legendario compuesto por Kocsis, Puskas y Bozsik, entre otros, utiliza un sistema que será la referencia hasta finales de los años 60: el 1-4-2-4.
Con esta disposición, Brasil logra el Campeonato del Mundo en 1958. Los brasileños realizaban un marcaje en zona en su línea defensiva y al hombre en el centro del campo, lo que se denomina una defensa combinada.
En Chile 1962, todas las selecciones juegan con este esquema, excepto Brasil que retrasa un delantero al mediocampo dando lugar al 1-4-3-3, sistema muy utilizado posteriormente.
A finales de los años 60, aparece una figura mítica en la historia del fútbol: Helenio Herrera. El técnico argentino implanta un estilo, creado por Nereo Rocco, en el Inter de Milán que hará de la escuadra nerazurri el equipo más laureado de la época. Esa filosofía, basada en férreos marcajes al hombre, con muchos jugadores en la zaga y con un defensa "escoba", dará lugar al famoso "catenaccio". Este modelo, poco vistoso para el aficionado, tenía una disposición táctica de 1-1-4-3-2.
Holanda: "La naranja mecánica"
Después de que Brasil, con un juego espectacular, se imponga con un 1-4-3-3 en México 1970, aparece un técnico que revoluciona el fútbol de la época con un estilo que se denominó "fútbol total". Rinus Michels, a la sazón entrenador del Ajax de Amsterdam, impone un concepto de juego basado en que todos los jugadores atacaban y defendían. Ese fútbol pressing, como él lo llamó, se caracterizaba por mucho dinamismo, gran despliegue físico, intercambio de posiciones y un marcaje zonal. Johan Cruyff, líder de aquel equipo legendario, aplicó posteriormente, en su etapa como técnico, muchas de las enseñanzas de Michels.
De los años 80 hasta nuestros días
En esta década aparece la figura del volante de enlace, el "enganche" en Argentina. Este centrocampista, encargado de llevar el balón a los dos delanteros, implica que la colocación de la medular sea en forma de rombo y supone el final del fútbol de extremos puros. La tendencia por defender el área propia y dominar el centro del campo se generaliza. Aparece el 1-3-5-2, con un líbero apoyado en dos marcadores con la misión de frenar a los delanteros rivales y dos laterales adelantados, que son el apoyo de los atacantes con incursiones por banda. Los 5 jugadores que conforman la línea media defienden en zona, con la finalidad de lograr superioridad numérica en esa parcela del terreno de juego.
Alemania ganó el Mundial de Italia 90 jugando de esta manera y, hasta Corea 2002, todos los equipos importantes jugaron así, con variantes puntuales.
En la actualidad, los sistemas de juego son más flexibles. Partiendo de un planteamiento inicial en el que la línea de 4 en defensa es mayoritaria y en ataque se juega generalmente con un solo punta, las modificaciones se dan en el mediocampo. Hay técnicos que en función del resultado, de la eliminatoria o del rival, colocan a su equipo en 1-4-1-4-1, en 1-4-5-1, o en 1-4-2-3-1, entre otras disposiciones similares.
Sistema táctico habitual del Real Madrid de Mourinho
El Real Madrid de José Mourinho juega, muy a menudo, con este sistema. Dos centrales veloces y contundentes, dos laterales con capacidad de llegada y, en la media, Xabi Alonso y Sami Khedira en una primera línea, Özil, Cristiano Ronaldo y Di María por delante y, arriba Benzema o Adebayor. Este esquema es ideal para un fútbol de contragolpe, aunque exige que el equipo juegue muy junto por el desgaste que genera.
Sistema táctico del FC Barcelona de Guardiola
El técnico de Santpedor inició su andadura al mando de la nave azulgrana con un sistema 1-4-3-3, al igual que su predecesor en el cargo, Frank Rijkaard. En la pasada campaña, Guardiola optó en muchos partidos por una disposición táctica de 1-3-4-3, como sucedió en la semifinal de Liga de Campeones ante el Inter de Milán. Este planteamiento, que utiliza el Barça en la actualidad, otorga superioridad numérica en el mediocampo, acumulando muchos hombres en las zonas de remate y posibilitando la opción de segundas jugadas.
De cualquier manera, los sistemas de juego solo suponen una disposición inicial antes de los partidos. El fútbol moderno se caracteriza por la ausencia de rigidez táctica y de capacidad para maniobrar en función de cómo se desarrollen los acontecimientos.
Como se puede apreciar, en estos casi 150 años de historia, el fútbol ha evolucionado hacia sistemas tácticos más defensivos, pero también más coherentes y equilibrados. Afortunadamente, este juego depende en gran medida del talento y la imaginación y, ante dichas virtudes, muchos corsés resultan inútiles.
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